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10.2. Simón el bobito

SIMÓN EL BOBITO

Simón el bobito llamó al pastelero:

"¡a ver los pasteles que los quiero probar!"

"Si –repuso el otro- pero antes quiero ver

ese cuartillo con que has de pagar"

 

Buscó en los bolsillos el buen simoncito

y dijo "!De veras!, no tengo ni unito".

 

A Simón el bobito le gusta el pescado

y quiere volverse también pescador

y pasa las horas sentado, sentado,

pescando en el balde de mamá Leonor.

 

Hizo Simoncito un pastel de nieve

y a asar en las brasas hambriento lo echó,

pero el pastelito se deshizo en breve,

apagó las brasas, y nada comió.

 

Simón vio unos cardos cargando ciruelas

y dijo: "!Qué bueno, las voy a coger¡",

pero peor que agujas y puntas de espuelas

le hicieron brincar, silvar y morder.

 

Se lavó con negro de embolar zapatos,

porque su mamita no le dio jabón,

y cuando cazaban ratones los gatos

espantaba al gato gritando: "ratón".

 

Ordeñando un día la vaca pintada

le apretó la cola en vez del pezón,

y ¡aquí de la vaca¡, le dio tal patada,

que como un trompito bailó don Simón

y cayó montado sobre la ternera,

y doña ternera se enojó también,

y ahí va otro brinco y otra pateadera

y dos revolcadas en un santiamén.

 

Se montó en un burro

que halló en el mercado

y a cazar venados alegre partió.

Voló por las calles sin ver un venado,

rodó por las piedras y el asno se huyó .

 

 

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